El COVID-19 provocó una transición de emergencia hacia la educación a distancia que dejó al descubierto un gran motivo de preocupación en la esfera de la educación superior: el acceso a servicios y tecnología de banda ancha confiables.
Una serie de encuestas a nivel nacional informaron que 16-19% de los estudiantes de educación superior enfrentan obstáculos tecnológicos tales como conexiones a Internet inadecuadas que impiden su participación en la enseñanza a distancia. Este porcentaje aumenta entre estudiantes de bajos recursos (20-30%) y estudiantes que residen en áreas rurales (14-25%).
La desigualdad entre los que tienen acceso a esta tecnología indispensable y los que no, es mucho más que una brecha tecnológica: es una disparidad que abarca toda la vida.