Uno de los usos de nueva generación más atractivos del 5G es lo que se denomina detección masiva. Aquí es donde millones, incluso miles de millones, de sensores podrían generar datos de edificios y redes eléctricas, fábricas, campos de cultivo u otras infraestructuras y lugares.
Estos entornos de generación de datos podrían ser similares al actual Internet de las cosas (IoT), pero con muchas más terminales conectadas y, potencialmente, en implementaciones de alta densidad. Por este motivo, la detección masiva está optimizada para dispositivos baratos y de baja potencia, como sensores y etiquetas RFID, que pueden transmitir pequeñas cantidades de datos de forma intermitente.
La detección masiva suele asociarse a la siguiente fase de la industria avanzada, llamada Industria 4.0. En estos entornos, la inteligencia artificial (IA), el aprendizaje automático (ML) y las tecnologías de nube y de borde se utilizan conjuntamente para modernizar los procesos de fabricación y distribución.
Otros posibles casos de uso de la detección masiva incluyen la gestión de flotas y activos, la optimización de inventarios, el control de la salud, la conectividad de los dispositivos wearable y el control de edificios y ciudades "inteligentes". "Hemos visto mucho interés por parte de los empresarios con los que hablamos", dice Durga Satapathy, director de Tecnologías Avanzadas y Emergentes de T-Mobile..
El concepto de densidad de terminales es fundamental para entender y valorar el poder de la detección masiva. Por ejemplo, es posible que unos miles de vehículos en un centro de distribución no cumplan con la definición estricta de detección masiva. Pero considera el efecto multiplicador si cada camión tiene cientos de contenedores, cada contenedor tiene una docena de cajas, y cada caja está llena de artículos individuales, todos ellos etiquetados para el inventario y el seguimiento de la cadena de suministro.
"Es entonces cuando se alcanza el punto de inflexión [de la detección masiva]", añade Satapathy.