Si trabajas en un restaurante, un bar, sales a comer con frecuencia —o incluso en ocasiones— o simplemente vas al supermercado, sabes muy bien que la cadena de suministros de la industria de servicios alimentarios enfrentó una presión enorme durante la crisis del Covid-19. Además de la escasez inicial de algunos comestibles básicos porque los consumidores compraban de a montones para acumular, los patrones de compra fueron cambiando rápidamente para reducir el contacto social y evitar contagios. Y a medida que la industria alimentaria respondía a la crisis, los bares y restaurantes cerraron o limitaron sus servicios, los consumidores modificaron sus elecciones de una variedad de formas para adaptarse a los retos de costo y disponibilidad.
Una de las maneras en que se han adaptado los consumidores es cocinando más. Según un informe de Hunter PR, el 54% de las personas en Estados Unidos está cocinando más que lo que lo hacía antes del Covid-19 y más de un tercio de los que cocinan en casa descubrió nuevos ingredientes y productos fuera de las marcas de larga data de su confianza. Además, un artículo publicado por Eater sugirió que se estaba vendiendo más comida —ya sea fresca, congelada o procesada— directamente a los consumidores y no tanto a restaurantes, lo que incide en el tipo y tamaño de empaque. No solo eso, también cambió la forma de comprar de los consumidores. Según una encuesta de Disqo, más que nunca hubo más clientes que compraban por Internet u optaban por la opción de recoger su pedido en la acera.
Como resultado de estos cambios rápidos en el comportamiento de los consumidores, el sector de alimentos y bebidas necesitaba adaptarse, y rápido. A continuación daremos un vistazo a cómo el futuro de las redes 5G podría hacer incluso más para ayudar a la industria a innovar, crear procesos más optimizados y ágiles, y sustentar un mejor conocimiento y control de productos durante todo su recorrido, y todo esto podría ayudar a mejorar la inocuidad de los alimentos y otras cuestiones.