Ser un emprendedor significa correr riesgos. Y los riesgos a veces terminan en fracasos. De modo que los emprendedores que triunfan están familiarizados con el fracaso y probablemente lo hayan experimentado varias veces en su camino al éxito. En efecto, mucho atribuyen su éxito a las lecciones aprendidas de sus fracasos comerciales. Esas lecciones le dan valor al fracaso.
Y el fracaso también puede ser útil por otros motivos, si fracasas de la manera adecuada. ¿Cómo se hace eso? Al aprender todo lo que puedas de ese fracaso. Haciendo que valga la pena. Así que aquí te mostramos nuestra estrategia de tres pasos para aprender de un fracaso comercial:
Levántate. Sacúdete el polvo. Vuelve a intentarlo.
En serio. Esta es una buena metáfora para abordar un fracaso de una manera que le saque el mayor provecho posible. Empecemos por el primer paso.