1. Ten muy claro qué problema estás resolviendo o qué decisión estás tomando.
Con la abundancia de software y herramientas de recopilación de datos que están a disposición de los pequeños negocios, decidir dónde comenzar y qué datos observar puede ser abrumador. Por lo tanto, lo mejor es trabajar hacia atrás desde el problema o la decisión en cuestión: ¿qué es lo que más hay que mejorar de tu negocio? ¿Qué decisiones son más urgentes o tienen un mayor impacto para tu negocio? Una vez que hayas determinado eso, puedes ir directamente a las fuentes de datos más importantes y concentrarte bien en tu método para analizar los datos.
2. Dedica un poco de tiempo a limpiar tus datos y céntrate en lo que podría dificultar tus conclusiones.
Seamos sinceros: los datos pueden ser muy confusos. Hay errores de los usuarios al introducir los datos, existen valores atípicos que pueden alterar los cálculos y existen también todos los matices de tu negocio que pueden afectar a los datos de formas que no puedes prever. Incluso con todas estas complejidades, el conocimiento basado en los datos puede valer la pena; solo tienes que poner un poco de empeño para preparar la analítica de tu pequeño negocio.
El primer paso es pensar en tu negocio e identificar los datos que necesitan limpieza. En otras palabras, ¿qué datos podrían ser incorrectos, poco claros o redundantes, o estar desactualizados? Por ejemplo, ¿tienes diferentes tipos de clientes que debes tratar de forma distinta a la hora de analizar los datos? De ser así, te convendrá agruparlos e incorporar ese matiz en base a lo que sabes sobre tu negocio y tus procesos internos.
3. Intenta sacar a la luz "la historia" con tus hallazgos y cuéntala a tu equipo o a otras partes interesadas.
Las cifras, los números y los datos no son significativos fuera de contexto. Para que tus hallazgos analíticos tengan el mayor impacto posible, debes contar una historia. En primer lugar, prepara el escenario para el público: ¿cuál es el desafío o la decisión en cuestión? ¿Cómo llegamos aquí? En segundo lugar, explica los aprendizajes y los aspectos destacados de forma breve para que el público pueda asimilar la información más importante. Por último, comparte las estadísticas, los detalles, las tablas o los gráficos que refuerzan tus conclusiones. La primera mitad de la batalla consiste en adquirir la información, pero la segunda mitad (y tal vez la más importante) es convertir la información en mejoras y optimizaciones dentro del negocio. Para posibilitar ese cambio, es fundamental contar una historia fascinante para movilizar a tu equipo.